martes, 23 de agosto de 2016

Sentiencismo



Traducción del artículo "Sentientism" de Richard Ryder:





 Sentiencismo

Por Richad Ryder
En PAOLA CAVALIERI & PETER SINGER (eds.), The Great Ape Project
New York: St. Martin's Griffin, 1993, pp. 220-222

Los chimpancés hacen el amor de una manera similar a los humanos, pero usualmente no corren en riesgo de contraer sífilis. No a menos que estén en un laboratorio. Una imagen que me persigue es la de una fotografía que aparece en una revista médica danesa de los años 50 de un lamentable pequeño chimpancé muriendo de sífilis experimental, cubierto de lesiones en la piel. La utilicé en mis primeros dos folletos de los derechos animales en 1970. [1]

Precisamente porque nuestros primos chimpancés comparten más del 98% de sus genes con nosotros es que han sido, y siguen siendo, explotados sin piedad en la ciencia. Su única protección ha sido su costo.

Los chimpancés comparten con nosotros las capacidades para crear y utilizar herramientas, la facultad del lenguaje (no-verbal),[2] el odio por el aburrimiento, y una inteligencia curiosa por su ambiente, amor por sus hijos, miedo de ser agredidos, amistad, horror por el desmembramiento,un repertorio de emociones e incluso la misma capacidad por la violencia explotadora que nosotros tan a menudo desplegamos en ellos. Pero principalmente,  demuestran los mismos indicadores básicos neurales, bioquímicos y conductuales de dolor y aflicción.

La ingeniería genética relacionada con la producción de nuevas especies de animales (a veces con genes humanos, como es el caso de los cerdos de Beltsville y algunos ratones propensos al cancer) exhibe el sinsentido de nuestra moral tradicional, basada en el especismo. Por siglos, e incluso actualmente, la persona común ha otorgado tanta importancia a las diferencias entre especies, ignorando que las divisiones entre especies están lejos de ser infranqueables. Leones y tigres pueden cruzarse y producir híbridos fértiles. Especies del orden de primates (del cual el humano es un miembro) pueden también cruzarse, aunque no sé de ningún caso probado, todavía, de cruzamientos entre humanos con otros simios: la atracción sexual entre las distintas especies no parece fuerte y el apareamiento pudiese, al menos en su forma natural, ser de gran peligro para el débil copartícipe humano.

Chimpancés, gorilas y orangutanes, más que cualquier otra especie, son intuitivamente reconocidos como nuestros parientes. Todavía las implicaciones del Darwinismo —que la afinidad biológica puede conllevar afinidad moral— son solapadas por intereses establecidos y especismo motivado comercialmente. Es interesante que en algunos casos, el tráfico de chimpancés para su utilización en laboratorios ha sido una actividad elegida por personas con antecedentes nazis - el especismo, como afecta a los chimpancés, parece psicológicamente ligado al racismo.


Chimpancés, gorilas y orangutanes derrumban y desafían nuestra moralidad convencional. Nos obligan a cuestionar nuestras bases éticas, ¿Qué, entonces, son estás? a mi modo de ver, la moralidad consiste en altruismo. Muchas especies demuestran altruismo básico —La protección de otros miembros de grupo de ser atacados, el aseo mutuo y, en particular, el cuidado por sus descendientes y compartir comida con otros parientes. Los humanos demuestran un comportamiento similar, pero es usualmente experimentado como si fuera motivado por, la sea un sentido del deber (aprendido) o un espontáneo sentimiento de empatía basado en el reconocimiento de la sintiencia de los demás y, en particular, su capacidad para sentir dolor o aflicción.

Sintiencia (consciencia) es, en sí, el mayor misterio del universo. Por más de 100 años psicólogos han luchado tímidamente para estudiar este fenómeno. Ahora es de nuevo examinada y sus similitudes con la mecánica cuántica han sido notadas.[3] Es el reconocimiento empático de que los demás experimentan conscientemente los misterios del dolor y la aflicción, tanto como nosotros, que a menudo parece restringir nuestra manera de comportarnos hacia ellos.

Este sentimiento de empatía también cobra sentido en términos evolutivos, por dos razones: primero, nos lleva a la protección y la supervivencia de nuestros descendientes (por ende nuestros genes), y segundo, promueve la cooperación social. A veces la primera de estas razones, la supervivencia de nuestros genes, ha sido enfatizada hasta el punto en que se argumenta que el parentesco cercano en sí desencadena la base emocional para la moralidad. Pero, seguramente, la fuerza de los sentimientos que pueden existir por parte de los padres a los hijos adoptivos socava este argumento. El parentesco biológico no es una condición necesaria para una conducta de protección, como cualquiera que haya visto a un gato criando un joven conejo o una perra amamantando a un gatito. El potencial paternal está en nosotros pero puede ser desencadenado por, o dirigido hacia, quienes son de otras especies. Nuestro gatito Leo no sólo lame a nuestro gato viejo Albert, también me lo hace a mi. Nadie le enseñó a hacer eso. Peces limpiadores y los pájaros picabueyes son probablemente innatamente programados para remover parásitos de sus peligrosos pero tolerantes hospedadores de otras especies. Chimpancés jóvenes juegan con jóvenes babuinos. Las especies no se ignoran entre ellas; Interactúan.

A través de los años el círculo moral se ha expandido gradualmente para incluir a aquellos fuera del conocido círculo inmediato. Extranjeros, y aquellos con otras religiones y razas, han sido lentamente reconocidos como seres similares a nosotros. Este no es sólo un proceso intelectual sino uno emocional, el sentimiento espontáneo de empatía con los demás parece expandirse a medida que la afinidad se incrementa, Seres humanos occidentales ya no están familiarizados sólo con otros miembros de su familia o grupo. El aumento del turismo y el advenimiento de la televisión significa que nos hemos vuelto aún más familiarizados con humanos en tierras distantes y seres sintientes de otras especies.


Los niños demuestran empatía por los no-humanos. Están en el derecho de hacerlo. Otros primates han sido reconocidos como primos desde que los europeos modernos conocieron de su existencia los siglos XVI y XVII. [4] En efecto, los primates no-humanos fueron explotados por casi 300 años de manera similar a la de los humanos deformes, mujeres barbudas y otras curiosidades humanas. Ahora, en un mundo donde por lo menos tratamos de mostrar un mayor respeto por nuestros compañeros humanos, el tiempo ha llegado para un sentiencismo más general. A lo que yo me refiero con sentiencismo es simplemente a que la importancia de la sintiencia debería ser reconocida y que la sintiencia, en cualquier hospedador dónde surja, debería guiar nuestra moralidad. En chimpancés, gorilas y orangutanes la existencia de la sintiencia parece más allá de la duda; En efecto, podemos estar seguros de que los miembros de estas especies pueden sufrir tanto como nosotros podemos. Todos nos relacionamos a través del dolor. Así que dejemos que la afinidad y la bondad sean una.


[1] Richard D. Ryder, Speciesism (privately printed leaflet, Oxford, 1970); Richard D. Ryder and David Wood, Speciesism (privately printed leaflet, Oxford, 1970).
[2] Peter Singer, Animal Liberation, 2nd edn (Jonathan Cape, London, 1990), pp. 13-14.
[3] Richard D. Ryder, 'The mind-brain problem', The Psychologist, April 1990, pp. 159-160.
[4] Keith Thomas, Man and the Natural World (Allen Lane, London, 1983), p. 132; Richard D. Ryder, Animal Revolution: Changing Attitudes Towards Speciesism (Basil Blackwell, Oxford, 1989), p. 72.

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